La Iniciación Musical

Mifusa iniciación musical 1Esta vez ha pasado un tiempo más largo desde la última vez que escribí, pero me voy a permitir excusarme con el comienzo de un nuevo curso, en el cual retomo mis aventuras en la enseñanza, además de comenzar otras nuevas experiencias con las cuales sigo aprendiendo, viviendo nuevos momentos, enfrentándome a nuevos problemas… y hoy, por fin, he querido tomarme un descanso y he visto el momento de compartir una de ellas con vosotros, aprovechando así para dar mi visión sobre la utilidad que tiene la iniciación musical como primer contacto de los niños más pequeños con la música.

Como ya os comenté en uno de mis posts anteriores que hablaba acerca de otros estilos, además de la música clásica, para la enseñanza, he impartido en cursos anteriores (e imparto actualmente) clases de teclado a grupos reducidos de entre cuatro y siete alumnos, en los cuales los alumnos empiezan a conocer y tocar este instrumento sin llegar a obtener una formación tan disciplinaria como se da en los conservatorios homologados. Sin embargo, este año se me planteó, por primera vez, la oportunidad de enfrentarme en ese mismo centro a dar una nueva actividad destinada a niños aún más pequeños, de cuatro y cinco años, también en grupos reducidos: iniciación a la música.

Mifusa iniciación musical 2Mi visión acerca de la iniciación musical para niños pequeños, como su mismo nombre indica, es de clases que deben estar orientadas a un acercamiento de ellos a la música, pero no sólo con el fin del aprendizaje de conceptos musicales o la práctica de un instrumento, sino también con objetivos de que los alumnos lo pasen bien, conozcan música nueva, se muevan, participen y disfruten en todas las sesiones evitando caer en la rutina. Por tanto, he de reconocer que, al principio, mi sensación era de inquietud por el hecho de cómo iba a organizar esa actividad, cómo llevaría a cabo mis clases y, sobre todo, si sería capaz de mantener a esos niños tan pequeños entretenidos e interesados con las clases. A esas edades, los chicos se aburren pronto y no se les puede tener parados o haciendo la misma actividad mucho tiempo, lo cual, por si alguien tiene aún alguna duda, no es nada fácil.

Antes de comenzar con las clases de ese curso y ya que se trataba de una actividad extraescolar nueva en ese centro, dimos la oportunidad de asistir a una primera clase de muestra a aquellos niños, junto a sus padres, que tuvieran algún interés, lo cual fue algo más añadido a mis preocupaciones sobre ello. Estuve pensando mucho, recordé y recopilé ideas y actividades que ya había llevado a cabo con algunos de mis alumnos particulares más pequeños y que podría adaptar a una clase con más niños, hablé y discutí la situación con diferentes personas, entre ellas mi gran hermana, profesora de música durante bastantes años ya, para adquirir ideas y consejos, e incluso empecé a meditar si debía utilizar algún método de iniciación musical,  entre los cuales consulté algunos ya conocidos y descubrí otros que ni si quiera había escuchado antes, aunque finalmente decidí no centrarme en ninguno en concreto sino solamente usar aquello que me pudiera venir bien, no porque no fueran buenos métodos, sino porque no veía que ninguno de ellos englobara la totalidad de mis ideas y actividades, pero no voy a entrar en temas de metodología porque podría escribir otra publicación entera.

Finalmente, preparé una primera clase con bastantes actividades (ocho o nueve en total) muy diferentes, entre las cuales había una canción de bienvenida que se cantaría al principio de todas las clases y que poco a poco irían aprendiendo, otra actividad relacionada con el pulso en las que los niños tendrían que andar, dar palmas u otro tipo de gestos y movimientos al ritmo de diferentes canciones preseleccionadas, la diferenciación de la mano izquierda y la derecha con juegos y canciones, asignando una sílaba o sonido a cada una de ellas, etc. Además de esta variedad de actividades, lo que también tenía muy claro era que debía implicarme y ser partícipe de todas ellas como si fuera otra participante más, consiguiendo así quitar la vergüenza a aquellos niños que pudieran tenerla, involucrar a aquellos que no conocieran a ninguno de los otros compañeros y acercarme a todos ellos de la manera más próxima posible.

Mifusa iniciación musical 3Durante su práctica, cantaba y bailaba con ellos, jugaba con ellos, me tiraba al suelo si hacía falta o hacía bromas para que se rieran, siempre manteniendo el orden en la clase para que esta se pudiese llevar a cabo sin problemas. Poco antes de finalizar y mientras los niños terminaban una última actividad, expliqué a los padres presentes el objetivo de estas clases, la manera en la que las llevaría a cabo y el porqué, quedando bastante contentos con la sesión y convencidos de lo que les expliqué para mi satisfacción. Gracias a esa demostración, tuvimos que dividir la actividad en dos grupos diferentes debido a la abundancia de alumnos que se habían apuntado finalmente, los cuales, a día de hoy, están recibiendo sus clases de iniciación a la música.

Además del dinamismo de las clases, las actividades en sí y mi actitud para llevar las diferentes partes de las sesiones, el principio fundamental sobre el que baso la iniciación musical es el del aprendizaje inconsciente. Aunque en muchos de los ejercicios los niños aprenden, por ejemplo, que el símbolo que les dibujo en la pizarra se llama «clave de Sol» o dónde está la nota Do en el teclado, lo cierto es que la mayoría del contenido lo trabajan sin saberlo. De esta manera, interiorizan muchos de los aspectos musicales que considero fundamentales e imprescindibles para una futura y más disciplinada educación musical, además de que, así, los alumnos no solamente adquieren  los conocimientos, sino que los entienden, los conservan y los recuerdan mejor.


Hay muchos padres que piensan que la iniciación musical consiste directamente en empezar a enseñar a tocar el piano o cualquier otro instrumento a los niños, o saben lo que es pero piensan que no sirve para nada, pero no saben que una buena iniciación a la música basada en las ideas que he explicado anteriormente e impartida correctamente y con entusiasmo va a ayudar a sus hijos a entender mejor la música, tener una visión más amplia sobre ella y, sobre todo, a facilitar y agilizar el aprendizaje de su instrumento más adelante. Además, este acercamiento temprano a la música ayuda a despertar en los niños el amor e interés hacia ella, que es aquello que les va a hacer seguir adelante en el aprendizaje musical por su propia voluntad. Por tanto, no hay que precipitarse por querer que un niño toque un instrumento, sino entender las muchas ventajas que tiene una previa iniciación musical e intentar que ese chico pueda recibirla y disfrutarla.


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