Hasta ahora, he compartido experiencias con mis alumnos, opiniones acerca de aquellas, aspectos y conceptos que considero importantes en el aprendizaje musical o recursos para enseñar música a los niños. Sin embargo, hoy me gustaría ser un poco más crítica con la realidad, una realidad que restringe cada vez más el arte dentro de la educación y, por tanto, a las personas.
La LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), es otra nueva ley educativa que implica cambios, como todas las anteriores, y que, aunque se hagan teóricamente para mejorar la educación como bien indica su nombre, también conllevan finalmente una serie de consecuencias (las cuales parecen no tenerse en cuenta o en las cuales no se piensa) no tan gratas. Entre ellas, la que quiero destacar es la disminución de horas de música en la escuela.
Poco a poco, se está encaminando la educación a un enfoque únicamente cognitivo, en el cual lo único importante es el conjunto de aquellas materias en las que se aprende a sumar o restar, a resolver un problema matemático, a analizar una frase morfológica y sintácticamente o simplemente a memorizar textos y más textos. Todo esto está desembocando en la supresión de las artes, aquellas otras materias que aportan otro tipo de características, como la sensibilización o la creatividad, también necesarias e imprescindibles para la formación de una persona.
Parece ser que aquellas personas que hacen y modifican estas leyes no les dan ningún valor a este tipo de cualidades. De hecho, parece que tampoco se les da importancia a aquellas personas que han aportado numerosas obras de arte de gran calidad o que, a día de hoy, se dedican a cualquier disciplina artística. Lo único importante por hacer a lo largo de toda una vida es instruirse, formarse, especializarse en algo en concreto y dedicar tu vida a trabajar en ello (sobrevivir con ello, lo que viene a ser lo mismo que «vivir para trabajar») para que la sociedad continúe su camino hasta que el tuyo se acabe, por trágico que suene.
Pero hay un leve matiz que no se tiene en cuenta: no somos máquinas. Las personas somos seres humanos con capacidad cognitiva, pero también creativa y emocional, y el conjunto de todas nuestras capacidades, entre otras cosas, son las que nos hacen ser de una manera u otra. Por ello hay tanta variedad y cada ser humano es diferente pero, al mismo tiempo, tiene su granito que aportar.
Por otro lado, las personas necesitamos vivir en sociedad, en la cual ya estamos inmersos desde que nacemos. En la escuela, empezamos a tener experiencias sociales de otras muchas maneras que hasta entonces, conocemos a gente buena y a gente que no nos parece tan buena, establecemos diferentes tipos de relaciones con otras personas, etc. Sin embargo, para que la sociedad sea posible, se necesita de todas las capacidades a las que me refería anteriormente. Si nos centráramos únicamente en desarrollar el conocimiento como si fuéramos máquinas, en el fondo no estaríamos experimentando lo que es una sociedad, pues ésta conlleva la necesidad de relacionarse con otras personas y compartir con ellas nuestros sentimientos, nuestras ideas, nuestras experiencias, nuestros momentos… Además, todos los avances que la humanidad va consiguiendo no se van alcanzando en solitario ni gracias al conocimiento exclusivamente, con lo cual, ¿cómo pretendemos construir una casa quitando muchos de sus pilares básicos?
No quería despedirme sin antes compartir con vosotros un artículo que leí hace no mucho bastante crítico e irónico, el cual me gustó bastante, me pareció muy acertado y estoy muy de acuerdo con él. En él se profundiza un poco más acerca de este tema y he de reconocer, además, que gracias a él es por lo que he decidido hablar de esto en esta ocasión.
http://blogs.culturamas.es/fernandojlopez/2015/09/03/esa-chorrada-del-arte/
Mifusa 