Mi experiencia personal

Mifusa Mi experiencia personalDespués de un tiempo de descanso por vacaciones, ya estamos de vuelta con las pilas recargadas y, por supuesto, con ganas de volver a escribir para compartir con vosotros más experiencias, ideas o consejos que os puedan interesar e incluso ayudar en algún momento.

Para retomar, me gustaría hablar en esta ocasión de algo más profundo, más abstracto o más personal. El objetivo principal que me hizo abrir este blog fue el de dar a conocer una experiencia musical desde mi punto de vista, una persona que empezó a estudiar música desde que era pequeña y que, hoy en día, se dedica a enseñarla a nuevas personas para que puedan aprender y disfrutar de ella durante todo su trayecto, pero desde entonces hasta ahora hay un largo camino recorrido en el cual cada momento y cada obstáculo ha formado parte de él. Por tanto, no podía seguir compartiendo esta experiencia musical sin hablar en algún momento de mi experiencia personal.


Cuando tenía ocho años, entré en el conservatorio para empezar a estudiar música. Sin embargo, ya desde antes había tenido contacto con el piano y había incluso aprendido a tocar canciones o melodías sencillas, casi siempre con la ayuda de una de mis hermanas mayores, la cual ya había empezado a estudiar piano desde hacía tiempo. Entré a estudiar piano porque me llamaba la atención más que por obligatoriedad, lo cual me hizo disfrutar de esos primeros años.

Mifusa Mi experiencia personal 2Como la mayoría sabréis, el grado elemental de música dura cuatro años, y para continuar estudiando música en un conservatorio de grado medio, hay que realizar una prueba de acceso bastante completa en la que se hacen exámenes de ritmo, entonación, instrumento… En el último curso de grado elemental, como por desgracia a muchos niños les ocurre, empecé a aburrirme y a dejar de querer estudiar música. Estaba en sexto de primaria al mismo tiempo y pensaba que, entre el colegio y el conservatorio, eran muchas cosa las que tenía que hacer. Recuerdo que empecé a faltar a algunas clases de piano incluso sin decírselo a mi madre, hasta que el profesor preguntó por mí y ella lo descubrió. Ahí tuve una importante charla con mi madre en la que me animó a que, al menos, terminara ese curso y después, si quería, ya dejara el conservatorio. Tengo mucho que agradecer aquella conversación, pues me hizo relajarme y disfrutar más de las clases, del piano, y fue cuando algo dentro de mí cambió y me dije «voy a presentarme a la prueba, por intentarlo no pierdo nada». Desde ahí, me puse al día, me tomé más en serio todas las clases y, finalmente, no sólo pasé la prueba sino que, además, saqué una nota bastante alta.

Así, empecé el grado medio con mucho ánimo y a lo largo del tiempo fui conociendo a buenos compañeros y profesores que me aportaron (o que aún me aportan) diferentes cosas, ayudando e influyendo de alguna manera a construir mi propia opinión, valoración y manera de ver la música.

En tercero, tuve un profesor cuya experiencia en el momento me hizo pasar otro mal trago. Era una persona muy seria y exigente hasta el punto de tener que llevar memorizadas las obras que tocaba al piano desde el primer momento, entre otras cosas. Eso era algo que me costaba mucho y requería un gran esfuerzo adicional por mi parte, con lo cual, cuando yo llegaba a clase y no lo había conseguido, me «regañaba» diciendo que no habría estudiado lo suficiente, pero cuando lo conseguía, no recibía ninguna felicitación por el trabajo que había realizado. Mi fuerza iba bajando hasta que, un día, me eché a llorar al salir de la clase de piano. Fue en aquel momento cuando varios compañeros vinieron, me apoyaron y me animaro, haciéndome ver que, aunque había momentos no tan buenos, tenía que seguir disfrutando de aprender música y de tocar el piano a pesar de todo, y continué. Finalmente, aunque en algunos momentos de ese año me costara más, he acabado valorando muchísimo el trabajo de ese gran profesor. Gracias a sus clases, aprendí y avance mucho más que lo que lo habría hecho con otro y, aunque en aquel momento no me solía dar cuenta, a día de hoy le tengo mucho que agradecer.

Mifusa mi experiencia personal 3Más adelante, conseguí ser alumna de una gran profesora durante los tres últimos años e grado medio, gracias a la que participé en muchísimos conciertos, así como pude disfrutar de otros muchos que ella ofrecía. Participé también en el primer concurso de música de cámara junto a un compañero que tocaba el saxofón, cuyo repertorio solía ser bastante complicado para el piano. Sin embargo, le eché bastantes ganas y nos preparamos dicho concurso, obteniendo el tercer premio. Con ello me di cuenta de que no todo era la clase de piano, sino que se podían hacer grandes cosas en compañía de más instrumentistas.

También en el último curso de grado medio, tuve que enfrentarme a la preparación de la prueba para entrar en el conservatorio superior, la cual requiere ya un nivel bastante alto y no solamente aprobar, sino conseguir una de las pocas plazas que se ofertan. Ese año me coincidía también la selectividad para acceder a la universidad y recuerdo que fue prácticamente el curso más complicado de mi vida, pero gracias a ese esfuerzo pude entrar después tanto en magisterio musical en la universidad sin problema, como en el conservatorio superior por la rama de la composición en la cual obtuve la primera plaza en mi provincia, lo que me hizo sentir una gran sensación de satisfacción por el trabajo realizado.

Desde que decidí estudiar composición y debido a todas las situaciones que iba viviendo con la música, ya sabía que quería enfocar mi carrera a la enseñanza, a compartir los conocimientos y experiencias. Desde entonces empecé a buscar mis primeros alumnos particulares y a ver en mi propia persona que dar clases no era cuestión únicamente de saber, sino especialmente de saber transmitir. Poco a poco fui dando más clases, buscando recursos y comparando, después creando los míos propios, descubriendo que cada vez más me gustaba esto, hasta el día de hoy en el que voy buscando mi espacio en el mundo para seguir enseñando no solamente música, sino la manera de disfrutar de ella.

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Podría extenderme un millón de palabras más contando más anécdotas y momentos vividos, podría profundizar más, hablar de mi experiencia desde diferentes puntos de vista, pues hasta ahora lo único que he hecho es un muy breve resumen, pero con ello solo pretendo que me conozcáis un poco más desde un punto de vista más profundo, y me gustaría que sacarais la conclusión de que el camino no siempre es fácil, que hay momentos mejores y momentos peores pero, cuando el objetivo está claro o cuando se tiene una gran vocación por lo que se hace, entonces, todo es posible.


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