La enseñanza más allá de la música clásica

Tanto con el piano como con la mayoría de instrumentos musicales, el estilo musical que predomina en las canciones con las cuales vamos aprendiendo a tocar suele ser el de música clásica. Sin embargo, ¿es suficiente la música clásica para aprender el instrumento?, ¿hay más opciones para aprender con otros tipos de música? o ¿es el estilo clásico el que más gusta a los niños?

ALa  música clásica es música culta y muy rica en contenido musical y por ello es seguramente el estilo que más se utiliza en la enseñanza de piano, pero, si queremos impartir clases variadas y entretenidas, no debemos cerrarnos solamente a este tipo de música. Si, además, tenemos en cuenta las preferencias o gustos musicales de cada alumno en concreto, nos encontramos con muchos a los que la música clásica no les interesa lo suficiente o con otros que, aunque sí les guste, simplemente conocen y escuchan más otro tipo de música, es decir, tienen otro estilo musical preferido.

Dando respuesta a las preguntas anteriormente formuladas, voy a centrarme en un caso en particular para demostrar que, además de con la música clásica, se puede aprender, practicar y mejorar con otros estilos que, también, ayudan a dar heterogeneidad a las clases.

Durante el curso escolar, uno de los sitios a los que acudo es a un colegio que ofrece la actividad extraescolar de «teclado». Esta actividad se imparte en grupos reducidos de entre tres y seis alumnos y cada grupo dispone de dos clases semanales de una hora. De entre todos los grupos que tengo y he tenido, formados y reorganizados cada año según el nivel de cada niño, tuve uno en concreto durante este último curso escolar formado por los alumnos que más tiempo llevaban tocando el teclado y que tenían edades de entre once y trece años. Todos habían aprendido acudiendo a la misma actividad extraescolar en años anteriores, con lo cual tenían los mismos conocimientos sobre música y tocaban prácticamente al mismo nivel.

Al empezar el curso, cada uno eligió las tres obras clásicas que más le gustaron entre varias que les enseñé, entre las que había estudios de Loeschhorn o minuetos fáciles de Bach o Mozart, para aprenderlas a lo largo del curso. Hay que tener en cuenta que no son alumnos de conservatorio, con lo cual la manera de enseñar una partitura a dichos niños es mucho más lenta y detallada. A esto, se le suma el hecho de que la mayoría de ellos no tienen piano o teclado en casa, con lo cual el estudio de las obras musicales se hace también durante las horas de clase. Sin embargo, imaginaos que todos los días de clase consistieran en llegar, coger la canción que están aprendiendo, sentarse al teclado, revisarla con el profesor individualmente dos o tres veces por clase, y el resto del tiempo estar estudiándola y practicándola mientras que el profesor atiende a los otros compañeros. Con el tiempo, se convertirían en clases rutinarias y aburridas, provocando que los niños se cansaran de las canciones o incluso que no quisieran ir a teclado.

Para que esto no ocurra, la tarea anteriormente descrita sólo debía de ser una parte de la clase, la cual estaría más centrada en el aprendizaje individualizado de conceptos musicales, como las notas musicales, las figuras u otros signos de expresión que vayan apareciendo en las partituras, así como en la expresividad y la manera de tocar de cada uno de ellos. La clase estaba formada al fin y al cabo por un grupo de niños, con lo cual también hay que hacer ejercicios y actividades en grupo, así que, aprovechando sus conocimientos musicales y sus gustos más o menos parecidos con respecto a la música, les pregunté si había alguna canción o artista que les gustara más. Dentro de la música pop, había una alumna a la que le encantaba la canción «lo mejor está por venir» de Los Gemeliers, otra a la que le gustaba más One direction y otra que prefería aprender canciones de Malú.

Me gustaran o no los artistas y canciones que ellos me indicaron, lo siguiente que hice fue buscar y escuchar varias veces dichas canciones para, a continuación, sacar los acordes y estructurarlos diferenciando las distintas partes (estrofas, estribillo…), así como transportarlos o simplificarlos si es necesario, pues hay acordes de tres notas pero otros de cuatro o más, hay algunos con una posición de la mano cómoda y otros cuya posición no lo es tanto, y hay secuencias de acordes con las cuales no hay que mover la mano y otras que requieren un movimiento más o menos complejo. Además de que trabajar por acordes sea la manera más sencilla de enseñar a tocar música moderna para mí, estamos haciendo que los alumnos empiecen a escuchar esa palabra, a entender ese concepto y a darse cuenta de su presencia imprescindible en la música.

alumnos-que-practican-el-teclado-en-clase-de-música-6081512Una vez estructurada y adaptada una canción al nivel, se la llevaba a los alumnos y comenzábamos todos juntos su aprendizaje poco a poco, empezando con cada acorde, montando pequeñas partes de la canción, ensayando también con diferentes ritmos y, finalmente, tocándola entera de arriba a abajo todos juntos, cada uno en un teclado, ya sea con música de fondo o sin ella mientras algún alumno o todos la cantamos. Después de poder tocar todos una canción, aprendíamos otra, y así sucesivamente, haciendo que cada alumno pudiera tocar, al menos, una de sus preferidas y aprovechando para meter también alguna canción moderna que yo considere adecuada entre ellas.

Cuando no nos encerramos solamente en el mundo de la música clásica, ampliamos enormemente nuestro repertorio de canciones, ejercicios y actividades para las clases de piano. Los resultados también son mucho mayores, pues por un lado estamos haciendo que el alumno practique otros estilos musicales diferentes al clásico, dentro de los cuales van ampliando el conocimiento de las canciones que pueden haber al igual que lo hacen con la música clásica. También estamos enseñándoles otras maneras en las que se pueden tocar las canciones, en el caso del grupo reducido de teclado del que he hablado, por acordes con diferentes ritmos, así como otras maneras diferentes en las que se puede presentar una canción además de la partitura tradicional. Pero sobre todo, y para mí lo más importante, estamos consiguiendo enseñar a los niños la música que más les gusta, provocando que quieran tocar y practicar a todas horas y haciéndoles disfrutar realmente en las clases.


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